"Su cuerpo inanimado fue colocado en su hermoso tordillo v la caravana triste y silenciosa comenzó su santa peregrinación hacia la catedral de Potosí, tras el jefe muerto, puesto a la vanguardia para evitar que cayese en poder de las fuerzas de Oribe, que lo ansiaban tenazmente para llevar su cabeza a Rosas.
A veinticuatro leguas de Jujuy, como la descomposición del cadáver del general dificultaba la marcha, dispusieron descarnarlo, y el Coronel don Alejandro Danel practicó esta penosa operación.
' Con el propósito de disecar mejor los huesos, fueron tendidos al sol sobre el techo de un rancho. Inesperadamente un cóndor descendió vertiginosamente de las nubes y apoderándose del cúbito del brazo derecho de Lavalle, remontó a las alturas.
Aquel cóndor, expresión de gallardía y fiereza de esos inmensos dominios solitarios y agrestes de la montaña y el espacio, tal vez quiso levantar en alto llevando y mostrando como trofeo el hercúleo brazo sableador del ínclito Granadero de San Martín.
La caravana hizo 163 leguas. El 22 de octubre de 1841, a las 2100, llegó a Potosí, siendo recibida por el Presidente de Bolivia, quien dispuso que los restos del General Lavalle fueran depositados en la Catedral." Josué Igarzabal "Reflejos del Pasado", fuente: elhistoriador
"Sí, quedan treinta y cinco leguas. Tres días de marcha a galope tendido por la quebrada, con el cadáver hinchado y hediendo a varias cuadras a la redonda, destilando los horribles líquidos de la podredumbre. Siempre adelante, con unos tiradores a la retaguardia. Desde Jujuy hasta Huacalera, veinticuatro leguas. Nada más que treinta y cinco leguas más, dicen para animarse. Nada más que cuatro, acaso cinco días más de galope, si tienen suerte.
En la noche silenciosa se pueden oír los cascos de la caballada fantasma. Siempre hacia el norte.
—Porque en la quebrada el sol es muy fuerte, hijo, porque son tierras muy altas y el aire
es purísimo. Así que a los dos días de marcha el cuerpo estaba hinchado y el olor se sentía
a varias cuadras, decía mi padre, y al tercer día hubo que descarnarlo, eso es.
El coronel Pedernera ordena hacer alto y habla con sus compañeros: el cuerpo se está deshaciendo, el olor es espantoso. Se lo descarnará y se conservarán los huesos. Y también el corazón, dice alguien. Pero sobre todo la cabeza: nunca Oribe tendrá la cabeza, nunca podrá deshonrar al general.
¿Quién quiere hacerlo? ¿Quién puede hacerlo?
El coronel Alejandro Danel lo hará.
Entonces descienden el cuerpo del general, que hiede. Lo colocan al lado del arroyo Huacalera, mientras el coronel Danel se arrodilla a su lado y saca el cuchillo de monte. A través de sus lágrimas contempla el cuerpo desnudo y deforme de su jefe. También lo miran duros y pensativos, también a través de sus lágrimas, los rotosos hombres que forman un círculo.
Luego, lentamente, hinca el cuchillo en la carne podrida." ernesto sábato, "sobre héroes y tumbas".
esta cosa necrofílica que tenemos los argentinos... ya lo comenté en otro blog, acerca de la famosa vértebra de ceferino namuncurá.
17 comentarios:
So good......
wow nice blog!!!
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