pero pero pero... uno llega a la recepción del centro de "interpretación", las señoras del lugar le cobran la respectiva entrada (barata, creo que era dos pesos) y le dicen: "bueno, ahora vaya y pasee".
te encontrás con una serie de ruinas con un cartelito que indica su nombre, pero se debe ser adivino o tener mucha imaginación para saber qué es cada cosa. no te dan un mapa, no hay guías (o al menos ese día no había), no sabés qué es cada construcción, y te dicen "por allá arriba está la casa del gobernador, pero no se puede visitar".
algo así como: "vayan a potrear y no jodan". realmente molesto.
pero es muy lindo, enmarcado en un lugar maravilloso y con partes donde puede verse el camino del inca.
vale la pena.
y seguimos camino a cafayate. paramos en el medio en amaicha, y era un verdadero gentío, por eso huímos de ahí.
(es sorprendente la desesperación que causa en algunas personas la vista de una feria artesanal: dejan todo y se arrojan cual tiburones ante el olor a sangre... deja de interesar la cultura, el paisaje, el entorno, los pobladores... a comprar! a comprar! -estemmmm, me pasa eso, eh!-)
paseamos por cafayate un ratito y seguimos camino.
de un agujero de ese tacho saldría algo bien dulce!
ya nomás a la salida de cafayate nos encontramos con los increíbles escenarios de la quebrada de las conchas. nada, las imágenes valen más que mil palabras....
en la entrada al "anfiteatro" estaba la consabida feria artesanal, y dentro un muchacho que tocaba instrumentos autóctonos. sonaba increíblemente bello!
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